"En el mismo instante en que contemplé la primera de esta serie de fotos de Paco Sada, se me vino a la mente la libertad personal. Y lo hizo en un sentido intelectual profundo, pues todas y cada una de las fotos son una metáfora de la libertad. Leonardo Polo decía que la libertad personal es una "posesión del futuro que no lo desfuturiza". Esto quiere decir que la libertad es una actividad que, desde la intimidad personal, desde el reducto inexpugnable que cada uno llevamos dentro de nosotros, se enfrenta al futuro como éste es, sin obturarlo, sin cerrarlo, sin pretender agotarlo con una exhaustiva planificación que nunca puede ser totalmente eficaz. Todos tenemos experiencia de que el futuro es incierto en mayor o menor grado. Pero no se trata sólo de esto, sino de que la libertad es constitutivamente enemiga de la seguridad: quien pretenda la seguridad o la anticipación absolutas, tiene, en el fondo de sí, miedo a la libertad. La libertad es una puerta al futuro, a un horizonte siempre abierto, siempre por descubrir. El futuro es incierto, inmenso, y por eso, interlocutor por antonomasia de la libertad. Vale decir, en un sentido más poético, que la libertad es un diálogo de tú a tú, de frente, con el infinito. Este diálogo, como todo diálogo, no es general o impersonal, sino personal en el sentido más pleno, es decir, convoca a la propia intimidad. Por eso hablamos de la libertad personal: no hablamos de la libertad política, religiosa o económica, dimensiones derivadas de la libertad, sino de la libertad que aúna todas ellas, la libertad íntima de cada uno.
Las fotos de “Horizontes no horizontales” convierten las paredes de los edificios en dársenas y rampas de lanzamiento hacia el cielo inmenso y diáfano. Estas paredes, antes muros de contención de lo que ocurre dentro, son ahora reflejo del diálogo de la libertad con el futuro. El mismo nombre de horizonte habla de aquello que siempre queda delante, que nunca se agota. Un simple cambio de perspectiva nos lleva a un nuevo enfoque, quizás un poco difícil de lograr, pero que nos presenta la realidad de un modo ciertamente novedoso, profundo y atractivo. Las paredes de los edificios son ahora puertas al horizonte del mismo modo que lo es la libertad personal. Si no tenemos miedo a transitar hacia donde nos indican estas rampas, nos encontraremos con el inmenso cielo. Si no tenemos miedo a transitar hacia donde nos indica la libertad, nos encontraremos con el inmenso futuro". Gonzalo Alonso.