Recuerdo que hace unos años coincidí con una persona que a partir de una hoja blanca de papel y con una vibrante rapidez iba moviendo sus dedos y sus manos y poco a poco, como salidas de la nada, aparecían figuras que representaban animales, flores, objetos... todo con tan sólo unos dedos y una hoja de papel. Era maravilloso ver a los niños, con su mirada de niño, inocente y traviesa, seguir el movimiento de los dedos y asombrarse al ver el resultado final de tanta maniobra. Para ellos, y por supuesto para mi, era algo inalcanzable, una quimera, un sueño. Después veía a los más pequeños que llevaban alegres el premio en sus manos para enseñárselos a sus mamás. Y a los más mayorcitos rebanándose el seso intentando repetir los gestos y hacer por ellos mismos la figura soñada.
Yo ahora soy fotógrafo y me doy cuenta de que muchas veces con muy poca cosa se pueden obtener figuritas de luz que se doblan y recogen hasta dar volumen y vida a una pequeña hoja de papel fotográfico, pero no lo logro con mis manos ni mis dedos, es la luz, la que juega con nosotros y nos modela y forma y deforma la realidad para que cobre vida animada.
Esta serie de fotografías está inspirada en el gran maestro de la fotografía de arquitectura, José Manuel Ballester, gracias al que después de ver una exposición de sus fotografías decidí que quería intentar capturar la luz con su maestría y manipularla hasta formar figuritas de papel fotográfico blanco.
La serie está compuesta por fotografías realizadas en varios edificios durante los años 2011 y 2012, de momento y que espero se amplíe con el paso del tiempo, no está cerrada, está viva. En largas sesiones buscando esos rincones que no se ven a primera vista.
Algunas son pequeños detalles ocultos y otras son diferentes formas de mirar.
Predomina el color blanco y además están realizadas "derecheando el histograma" para obtener el máximo de luz y de "blancura" sin que llegue a quemarse parte alguna de la toma. Después están trabajadas tal cual, en color... en color blanco.
Intento jugar con los volúmenes y las luces, para que las sombras y las líneas se entremezclen formando los pliegues de la pajarita de papel. Comenzamos con paredes blancas sobre las cuales van apareciendo líneas y sombras. Son unas primeras tomas sencillas, simples.
Las fotografías van entrelazándose y aumenta entonces la suma de líneas y sombras y poco a poco el número de pliegues y repliegues se hace mayor como en las figuras de papel.
Las líneas se van entrecruzando y aparecen curvas y recurvas complicando la trama hasta el punto de que el blanco se va oscureciendo y termina por colorearse bruscamente.
Es una serie que aunque inspirada en las fotografías de José Manuel Ballester, ni se le aproxima.
Mientras este realiza grandes fotografías de tremendos edificios, de grandes escenarios en construcción, de gigantescos rascacielos, de salas de concierto multitudinarias vacías... y además presentadas en gran formato fotográfico, aquí por el contrario trabajo con micro-arquitectura y en fotografías de formato pequeño.
La luz es suave, tenue. La luz modela y matiza las texturas. Las líneas rompen la monotonía y dibujan sueños que se curvan con el tiempo.
Son fotografías limpias y sencillas, donde resalta el blanco y transmite tranquilidad y armonía.
Tan sólo pretendo que el espectador se relaje y encuentre la tranquilidad interior. La paz.